Las costas del Caribe mexicano, con su diversidad asombrosa, regalan a quienes las visitan algunas de las vistas más impresionantes del país, entre ellas, los cenotes. Estas formaciones geológicas mágicas, dispersas por la Riviera Maya, han sido testigos de encuentros ceremoniales y fuente de fascinación para los turistas.
En este artículo, nos sumergimos en la formación de estos ojos de agua, hogar de innumerables especies, y exploramos la intrigante pregunta: ¿por qué la Península de Yucatán alberga tantos cenotes?
Cenotes: ¿Qué son y Cómo se Forman?
La palabra «cenote» proviene del término maya «ts’ono’ot», que significa «caverna con depósito de agua». Científicamente, se clasifican como lagos de disolución, formados por la actividad del agua sobre roca soluble. Estos pozos de agua profundos se generan a través de lentos procesos de filtración y erosión del subsuelo, alimentándose de la filtración de lluvia y corrientes de ríos subterráneos.
Existen cuatro tipos de cenotes: de caverna, los más recientes; semiabiertos, que pueden conectarse con otros; abiertos, con mayor antigüedad y hogar de una diversa flora y fauna; y antiguos, que se asemejan a oasis en medio de la selva.
En la península de Yucatán, los científicos estiman la presencia de alrededor de 8,000 cenotes, aunque esta cifra podría ser aún mayor. La extensión de los bosques en la región dificulta la ubicación de algunos, especialmente en los estados de Campeche y Quintana Roo.
El Enigma del Anillo de Cenotes
Una de las formaciones más enigmáticas de la Riviera Maya es el Anillo de Cenotes, un cinturón de cavernas de cinco kilómetros de ancho en la costa norte de Yucatán. Según estudios científicos, la formación de los cenotes en la península tuvo origen en el impacto de un meteorito de 10 kilómetros de diámetro hace aproximadamente 65 millones de años, al final del Cretácico.
El Anillo de Cenotes se alinea con la circunferencia del cráter dejado por el impacto del meteorito, una cicatriz orográfica de 180 kilómetros de diámetro. La presión generada por el meteorito convirtió el centro del cráter en una roca cristalina impermeable, impidiendo el flujo de agua. Con el tiempo, el agua se abrió paso a través de la roca caliza en las orillas del cráter, erosionándola y formando más de 900 cenotes alineados en un semicírculo visible, mientras que la otra mitad quedó bajo el mar Caribe.
En 2006, el Anillo de Cenotes fue incluido en la lista de Humedales de Importancia Internacional de la Convención Ramsar, y en 2012 fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad.
La caída de este cuerpo celeste dejó una marca indeleble, creando un cráter rodeado de cientos de albercas naturales de aguas cristalinas. Estas cavidades se consideran los precursores de los cenotes actuales, y su importancia se reconoce a nivel internacional.
Los cenotes de Yucatán, con sus historias geológicas y su biodiversidad única, siguen siendo puntos de encuentro entre la naturaleza y la cultura, atrayendo a viajeros de todo el mundo. Sumérgete en el misterio de estos tesoros naturales y descubre la fascinante conexión entre la tierra, el agua y el legado ancestral maya. ¡Una experiencia que no querrás perderte en tu próxima visita a Yucatán!